
La meteorología variable hizo sin duda más épico mi debut en una prueba por etapas.
Imperial Bike Tour, una experiencia inolvidable
Texto: Sandra Pastor (www.fisioclinica.es) Fotos: canofotosport.com
La oportunidad llamó a la puerta en esta prueba por etapas y no dudé en ampliar mi experiencia MTB en la Imperial Bike Tour con 3 etapas a disputar.
Mi primera vez. ¿Preparada?
Ni idea, sólo pensaba en gestionar bien la energía y la psicología, porque lo demás era fácil, en el sentido de que montar en bici es lo que me gusta hacer.
La primera etapa tuvo lugar el viernes por la tarde, salimos a las 17:00 acompañados de un chaparrón para hacer más duro el arranque y terminamos con cielo despejado. Una cronoescalada de 22 km. con un recorrido dividido con la primera parte de asfalto, mi punto flojo sin duda donde al no ser mi terreno tomé la salida sin más expectativas que finalizar la etapa en la cima lo más entera posible para afrontar al día siguiente la etapa en buenas condiciones.
Fue después del asfalto cuando empecé a disfrutar con el agua corriendo por todas partes y un terreno peleón, perfecto para que transcurrieran los kilómetros de una manera mucho más amena. Y así fue, a la hora y media estaba arriba con mi depósito medio lleno y con muy buenas sensaciones, ya que había llegado mucho mejor de lo que esperaba.
A disfrutar
La segunda etapa constaba de 52 km. de puro Mtb, ahora sí tocaba disfrutar desde el principio al fin. Y así fue, a pesar de todo el agua que ya había caído y la que estaba cayendo, con las praderas de barro, los ríos de trialeras, los toboganes de raíces… todo se convirtió en un escenario de puro espectáculo y disfrute de MTB. Pues todo aquello hizo que para mi esta etapa fuera tan especial. La etapa ya iba a ser dura de por sí cuando se diseñó, pero el caprichoso estado meteorológico otorgó un toqué épico a este precioso recorrido. Esta segunda etapa además de divertida para mi fue muy especial porque gané mi primer maillot de leader en mi categoría.
Con uñas y dientes
Ahora llegaba un trabajo extra, ¡defenderlo! La tercera etapa tendría la presión de llevar el maillot. Lástima que esta etapa de 72 km. tuviera un 80% de recorridos en pista, algo que me colocaba en desventaja porque no son mi terreno. Empezamos subiendo la carretera a la silla de Felipe II, todos con un ritmo muy fuerte para llegar después a un llaneo largo que a los buenos rodadores les posicionaba mucho mejor que a las escaladoras como yo. La adrenalina consiguió que terminara toda la etapa dando lo máximo que tenía, aprovechando en las zonas técnicas para recortar tiempo.
¿Cuántos ríos cruzamos en esta etapa? Quizás siete, y esas paradas de bombeo de sangre para los músculos no me iban nada bien impidiendo recortar los kilómetros que aún me quedaban.
En fin, todo aquello se olvidaba rápido porque por suerte fue una ruta muy entretenida y conocida por mi parte ya que gran parte de los caminos los había hecho en las carreras del Open XCM de Madrid. La subida de Zarzalejo a Abantos quizás nadie la olvide porque fue interminable… pero yo solo pensaba en mis Zetas. La bajada de las Zetas estaba segura que me iba a resucitar, y así fue, saboreando una a una sobre un terreno con un ”grip” simplemente perfecto, a pesar de la lluvia y granizo caído en la jornada anterior.
Fue el regalo de la tercera etapa y llegué a la meta cargada de pilas, emoción y orgullosa del buen trabajo. Ahí estaban mis tres nenas con una pancarta con mi nombre, ¿qué más se puede pedir?