
La historia de una chica, una bici y 1500 km.
La historia de una chica, una bici y 1500 km.
Fotos: Mati Ciclomundo.
El pasado 2 febrero no tocaba dar pedales, pero teníamos una cita muy interesante. Mati Ciclomundo, como a ella misma le gusta que la llamen, contaba su increíble aventura cicloturista. Ansiosa de saber más detalles reservé esa fecha en el calendario y allí me presenté a escuchar a esta aventurera, que a priori, ya me había conquistado.
En su portátil llevaba miles de momentos en forma de fotos, que una a una fue desempolvando y mostrando a los asistentes a esta charla que abarrotaban la sala de La Bicicleta Cycling Cafe & Workplace, un lugar con mucho encanto, que si no conoces, tienes que visitar.
Me llamó especialmente la atención la gran presencia femenina, y es que las chicas, como ya he dicho varías veces hemos llegado, tímidamente, pero estamos. Mati contestaba de forma pausada, como su forma de pedalear, cada pregunta que se le hacía, algunas de ellas verdaderas curiosidades. Tras su imagen, su gesto, su tono de voz y su acento se dibujaba una mujer con grandes inquietudes, y sobre todo libre. Esa fue mi conclusión, Mati es de esas “almas” errantes que lleva poco equipaje en esta vida, y que busca la felicidad en las pequeñas cosas.
Aquí os dejo su pequeño resumen de lo que allí contó, pero no dejes de visitar su blog, es verdaderamente apasionante imaginarse en su piel. Mati, suerte en tu próximo viaje.
Os dejo esta cita que encontré en su blog, y que define especialmente a Mati desde mi lectura, y que se que más de uno le hará pensar:
Jorge Bucay en “Cuentos para pensar” define un buscador “como alguien que busca, no necesariamente que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda”.
Por Matilde de la Vara Olmedo (Mati Ciclomundo), con la colaboración de Meme.
Mis pensamientos
A mis 49 añitos despertó en mi unas ganas enormes de conquistar mi propia libertad. Decidida a conseguirlo emprendí esta aventura de conocer sitios a ritmo de pedales, con ganas de superarme y saborear cada momento. ¡Fue una auténtica gozada!
Días, noches, algunos luminosos y otros semi oscuros; atravesando carreteras, senderos, destinos de mi vida convertidos en caminos de encuentros. Vehicular la pasión de compartir vivencias a ritmo de alas de mariposas sobre dos ruedas.
En mi cabeza tenía presente una de las frases más famosas de Mahatma GANDHI:
“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado.
Un esfuerzo total es una victoria completa”.
Con esta idea, y convencida de que cada uno tenemos que valorar nuestras propias capacidades y seguir nadando por esas aguas de la vida, emprendí uno de los viajes más apasionantes de mi vida.
Siempre había viajado en compañía de amigos y amigas, y hace unos diez años se despertó en mí el famoso “gusanillo del saber”, y se convirtió en mariposa. Quería poder volar, ser libre sin prejuicios, así que me organicé y tomé la decisión de partir hacia Argentina con mis trastos y mi bicicleta a la que yo bauticé con el nombre de “burrita”.
Del 07 de septiembre a 07 de diciembre: 1500 kilómetros por delante.
Llegué a Buenos Aires, enorme ciudad, capital de Argentina. Un auténtico caos, en mi retina se grabaron momentos y estampas muy impactantes, como el ver a gente tirada en la calle con niños, y en algunos rincones más escondidas se palpaba el ambiente gris y turbio que genera el problema de la droga.
Ciudades cubiertas con un manto, unas calles iluminadas y otras oscuras, grafitos, música de tangos, poetas perdidos… con este entorno y tomando mate pude sentir el alma más bohemia de Buenos Aires.
De allí me fui a Rosario, parada obligada para conocer a Marcelo Álvarez, un ciclista viajero con muchos kilómetros de experiencia en sus piernas, al que conocí por la red social. Marcelo me
ayudó a diseñar un tramo de la ruta a realizar. Desde allí viaje en autobús, evitando los 298 kilómetros que me separaban del bello pueblo de Tilcara, pueblecito de artesanos y indígenas y en este punto empecé mi aventura.
Atravesé Purmamarca rodeada de sierras multicolores semidesiertas. Yala con sus lagunas y flores colgadas en los cables de electricidad. El Carmen con sus cultivos de tabaco y ganadería y su famoso dique. La Ciénaga, cruzando La Corniza del Carmen para llegar a Salta. Talapampa dominio de viñeros. Rio Guachipa.
Colinas, caminos, valles… Llegué hasta Cafayate, pueblo del vino. Santa María, Chilecito (un oasis), Parquia, y de aquí hasta Sam Agustín del Valle Fertil, un verdadero reino de los cactus y minerales de piedras semi preciosas, un lugar que me apasionó.
Retomé el camino hacia el Parque Nacional Talampaya, visitando el Parque Triasico Patrimonio Natural de la Humanidad. Tras esta parada, Caucete conocido por su devoción y su santuario dedicado a la Difunta Correa, dedicado a una mujer que murió en el desierto amamantando a su bebe al que le dio la vida y que se salvó llevándose con él el aliento de su madre.
Mendoza, Malargüe rodeada de montañas, mi querida cordillera Andina, Barrancas, Buta Ranquil, Chos Malal, Zapala y el maravilloso Junin de los Andes, S. Martin de los Andes y sus famosos 7 lagos, donde pude, por la amabilidad de un gaucho, plantar mi tienda y pasar la noche resguardada del frío que hacia en aquellos días.
Villa la Angostura esplendido lugar, rodeado de lagos, bosques y montañas, y considerada una de las localidades más bonitas de la Patagonia Cordillerana, pegada alvolcán chileno Puyehue, llamado el jardín de la Patagonia
Desde allí tome un bus para cruzar al lado chileno, donde me esperaban bajas temperaturas y un control de aduanas casi infernal en el que estuve más de dos horas. Finalmente llegué de noche a Puerto Varas, y seguí mi viaje pero ya tan solo me quedaban dos semanas para finalizar mi viaje. Me apresuré a conocer todos los alrededores del lago LLanquihue, con sus volcanes. Tras empaparme de tanta belleza baje a conocer un tramo de la Carretera Austral hasta la Arena.
Desde allí retrocedí hasta Puerto Montt, para embalar a mi “burrita”, mi compañera de viaje. Con mimo la metí cuidadosamente en una caja de cartón, y una vez empaquetados todos mis trastos, me dirigí dirección a Madrid.
Ahora vivo de los recuerdos de este apasionante viaje, y ansiosa de una nueva aventura. Como una feliz mamá estoy a la espera de una nueva bicicleta con la recorrer otro trocito de mucho. Esta será mi “Yegua”, mi nueva compañera de viaje, y juntas recorreremos nuevos caminos. No lo olvides, “se hace camino al andar”.
Toda la información, sus vivencias y muchas fotos en:
http://ciclomundo-mati.blogspot.com.es/
https://www.facebook.com/ciclomundomati