
Las vivencias de ciclistas madrileños y abulenses que participaron en las carreras de Zelzate, Superprestigio de Ruddervoorde y Soudal Classics de Niel-Jaarmarktcross.
Avibikers en la catedral del ciclocross mundial. Diario de a bordo
Por Jorge Rodríguez García.
El ciclocross sigue creciendo en aficionados y no podía ser menos en una capitales del ciclismo a nivel nacional como es Ávila. A ello ha contribuido la tienda AviBike, con Manuel Martín al frente, que ha transmitido durante estos años a sus clientes y amigos la pasión por este deporte y, en concreto, por esta disciplina invernal.
La decisión de acudir a Bélgica surgió como los grandes planes, en una mesa tomando cervezas, y dónde mejor para seguir compartiendo este líquido elemento que en la catedral sin discusión del ciclocross: Bélgica. Pero, a diferencia de otros españoles que acuden allí, nosotros íbamos a hacerlo para disfrutar del ambiente y que los novatos, Félix y Fernando, pudiesen vivir lo que nosotros, Manuel, Gustavo y yo, ya hemos tenido el placer de conocer intensamente años atrás.
Tras hablarlo, tres iban a ser la carreras que íbamos a disputar: La nacional B en Zelzate para abrir boca, después el tremendo circuito del Superprestigio de Ruddervoorde (UCI C1), para culminar la estancia allí con la Niel-Jaarmarktcross (UCI C2), perteneciente a las Soudal Classics. Pero como todo viaje, las pruebas son sólo parte de la aventura.
Cinco somos los que partimos desde Madrid en autocaravana: Los experimentados Jorge Rodríguez (un servidor), Manuel Martín y el supporter, Gustavo de la Fuente, y los novatos Fernando Jiménez y Félix Fuentes. El camino a la primera carrera da pie a muchas risas y, cómon no, teníamos que hacer parada obligada en otra ciudad mítica del ciclismo como es Roubaix, y visitar su velódromo, final legendario de la clásica del pavés y los adoquines. Es pronto y, como comentaba, aparte de competir, el ciclocross internacional nos permite conocer bonitos lugares y Gante se merecía una breve visita antes de rodar un poco y soltar carbonilla de cara a la primera batalla.
Sábado 7 de Noviembre. Zelzate
Estamos ya en la localidad de Zelzate, donde llegamos y preguntamos a los autóctonos por la ubicación del circuito. La reacción es que se sorprendían y ¡no sabíamos por qué! Pues resultó que el circuito era dentro de un psiquiátrico, con un bosque precioso y plagado de sendas. Ni qué decir tiene que éramos los “exóticos” de la prueba, y nos abrió las puertas para charlar con gente de diverso pelaje, coincidiendo todos en que les encanta nuestro país (cómo no).
En lo meramente deportivo, salimos los cuatro en la manga elite y en las últimas filas, como es lógico, al no tener puntos. Y ¡zass! Caída en medio del pelotón, que conseguimos librar, pero rápido nos damos cuenta de cómo va esta gente de veloz. La prueba la gana Angelo de Clercq y nosotros acabamos 41o Félix, 43o Lolo, 45o Fernando y 29o yo, pinchazo incluido. Puesta a punto de las bicis y nos ponemos en marcha para la siguiente prueba.
Domingo 8 de Noviembre. Ruddervoorde-Superprestigio
La puesta en escena en la “Meca” del ciclocross mundial estuvo bien y dimos la talla frente a especialistas. Pero hoy… hoy es un gran día. Superprestigio significa Champions League de la disciplina y nosotros estamos ahí, en Ruddervoorde, donde este gran espectáculo se DISFRUTA y se VIVE, con su música en vivo, carpas VIP, televisión en directo y todos los equipos exhibiendo un
despliegue digno del Tour de Francia. Somos muy conscientes de nuestro nivel competitivo frente a estos fieras, pero aprovechamos cada segundo para reconocer el circuito, sus curvas, bancos de arena, escalones y todo, para mejorar y aprender de los grandes.
En relación a la carrera, decir que nos defendimos y pudimos competir con algún amateur proveniente de Suecia, Suiza o Japón. Pero eso era secundario. Lo que nos marcará para siempre es la presión y los ánimos de miles de personas (y digo miles) gritando “venga, venga” cuando los españoles pasábamos por su lado, valorando nuestro esfuerzo de igual manera que el de los primeros. Después de este subidón de energía, recogemos los enseres y nos dirigimos a las ciudades de Brujas y Amberes, para disfrutar de su arquitectura y canales y reponer fuerzas de cara a la última batalla, en la ciudad de Niel.
Se va acercando el final de la aventura, y eso se palpa en los ánimos. Nos toca ahora un circuito más clásico, abrupto y de los que no dan ni un respiro, con un gran arenal dentro de una fábrica y repechos de pateo de los duros. Es un circuito concentrado en un perímetro de apenas unos 500 metros de largo. La noche anterior tuvimos que salir a reconocer el pueblo y ganarnos el afecto de los locales, que rápidamente nos dieron conversación y nos demostraron que saben de ciclocross, ¡y también de cervezas!
Miércoles 11 de Noviembre. Jaarmarktcross Niel-Soudal Classics
Ya no hay vuelta atrás. Toca ir a reconocer el circuito y probar la mejor trazada para las zonas técnicas, que son muchas. La verdad que han mejorado con las pisadas de las carreras disputadas antes de los elites-sub 23, pero para nosotros la carrera será la misma que las anteriores, peleando con los nuestros y disfrutando del ambiente. Ya en carrera es brutal cómo te animan por tu nombre, pero más sorprendente es escuchar entre todos esos ánimos de los belgas un ¡vamos compatriota! de algún español orgulloso de vernos en carrera.
Acabamos la carrera y, ahora sí, toca recoger y terminar la aventura, pero no sin antes hacer la parada obligatoria en París y homenajearnos con un merecido paseo por los Campos Elíseos y la Torre Eiffel. Horas después llegamos a casa con la sensación de haber disfrutado del mejor ciclocross, de todo lo vivido y, sobre todo, de la gran compañía y de la vida en una autocaravana con cuatro grandísimas personas: Manuel Martín (el Patrón), Fernando Jiménez (Estanterías), Félix Fuentes (El Largo) y nuestro supporter, Gustavo de la Fuente.