Texto: Nacho Tardajos

Fotos: Nacho Tardajos y Marcha El Cocido

El pasado 14 de Febrero se celebró la III edición de la Marcha del Cocido en la población de Quijorna. Con la promesa de un gran cocido y con las expectativas muy altas habiendo oído hablar tan bien de este reto, llegamos con cierta certeza de que nos íbamos a mojar en algún punto de sus 50 kilómetros. Si solo hubiese sido agua…

Buen ambiente

La lluvia no se hace esperar. Mientras recogemos el dorsal y nos preparamos, las primeras gotas empiezan a caer, pero un poco de lluvia no asusta a nadie y los participantes de la marcha larga comienzan a ocupar su lugar en la salida. Aunque se cronometran tiempos, se nota que se trata de una marcha no competitiva en el genial ambiente que se respira. Aquí no hay prisas para ocupar las primeras posiciones bajo el arco, solo importa estar cerca de tus compañeros de ruta cuando esto comience.

IMG_20160214_094458.1

Se produce la salida neutralizada hasta el final del pueblo donde se lanza la carrera. Los primeros metros vaticinan que esto no va a ser fácil. Hay que abrirse paso en un terreno muy húmedo con surcos en la tierra, impidiendo mantener el ritmo, y escalar por los aledaños de los caminos para encontrar grip en la hierba. Grandes charcos cruzan de lado a lado la pista haciendo difícil el esquivarlos, lo que provoca que desde los primeros metros las transmisiones vayan perdiendo su lubricación. Pinta mal pero al menos no llueve…. hasta el kilómetro 12.

Una organización ejemplar

El cielo comienza a oscurecerse y las primeras gotas se convierten en cortinas de agua que nos golpean por acción del viento. Es entonces cuando tengo la primera grata sorpresa de la jornada. Un miembro de la organización bajo la incesante lluvia me indica el camino en un cruce, no solo eso, no para de animarnos, gestos que se repetirían a lo largo de la carrera por miembros de protección civil, policías y organizadores ¡Vaya subidón de motivación!

285E.1

Ya no se puede estar más mojado por lo que mi habitual costumbre de evitar charcos y ríos, si es posible, deja paso a coger el camino más corto aunque haya que navegar. Los momentos en que la lluvia amaina me hacen darme cuenta de que llevo la cadena seca por el incesante ruido que esta provoca sobre coronas y platos. Al estar concentrado en avanzar en semejantes condiciones, no me he percatado de que voy completamente solo, únicamente las numerosas cintas que balizan el recorrido y los miembros de la organización en los cruces me indican que no me he equivocado y sigo por el buen camino, no solo eso, ¡también me informan de que voy octavo!

Climatología adversa

La climatología empeora cuando estoy entrando en un descenso técnico que, aunque mucho más mojado, ya recorrí la semana pasada en la Maratón Sierra Oeste. Este conduce a un puente de piedra donde se vuelve a subir, esta vez con la bicicleta al hombro. A punto de coronar, el viento sopla con fuerza y pequeños picotazos sobre la piel me indican que ya no llueve, ¡graniza! Creo que ya no puede complicarse más. La realidad me golpea en forma de “patinaje sobre barro” cuando estamos completando los últimos kilómetros.

285.1

En este punto ya nos hemos juntado con la gente que ha optado por realizar el recorrido corto de 30 kilómetros y todos ellos sufren los mismos problemas que yo para mantenerse sobre los pedales. Cada pedalada y cada curva es una lucha para mantener las ruedas completamente embozadas en su sitio y no irse al suelo, además está el viento, que no ayuda en la tarea. Se ven muchas caídas sobre el barro y muchos deciden echar pie a tierra. A estas alturas las bicicletas se encuentran irreconocibles con enormes bloques de arcilla por todos los sitios. Es en momentos como este donde agradezco más que nunca el llevar una transmisión con ausencia de desviador que evita numerosos problemas.

IMG_20160214_094122.1IMG_20160214_094228.1

Reto conseguido

Así transcurren las últimas pedaladas hasta meta donde cruzo el arco con 2 horas 38 minutos y una enorme satisfacción de haber logrado completar tal reto. Me dirijo al coche para cambiarme y disfrutar del cocido. El ambiente y los regalos terminan por endulzar una jornada sin duda épica y para el recuerdo. El año que viene más y con algo más de suerte con el tiempo.

A-481.1 Imagen 178.1 Imagen 430.1 Imagen 611.2 Imagen 755.1 Imagen 756.1 Imagen 763.1