
Así fue nuestra vivencia Planet Mtb durante los kilómetros de la V marcha del Codido madrileño.
Desde dentro del Cocido, una marcha Mtb muy calórica y apetecible
V Marcha del Cocido
Texto: Raquel Rodríguez Fernández
Fotos: María Calleja
En mi 2ª participación en la Marcha del Cocido por fin salió el sol. Y es que hace un par de años me estrené bajo el frio, la lluvia y por si fuese poco también la nieve. Si después del sufrimiento del año pasado he vuelto a esta parrilla de salida será por algo, y seguramente el cocido tenga algo que ver.
Es posible que no hubiese venido sola pero cuando semanas atrás tu grupo de amigos insiste en participar juntos, la invitación se hace irresistible porque sabía que con ellos se haría mucho más divertido y emocionante.
Al fin y al cabo el objetivo principal es divertirse y entre amigos las risas en bici siempre están garantizadas. Y para más inri, teníamos una invitada especial. María Calleja se unía a la grupeta, podía haber tirado perfectamente a su ritmo, lejos del nuestro, pero bien sabe ella que no se lo hubiese pasado igual de bien. Además quien nos hubiese hecho todas nuestras fotos en carrera.
El día previo a la marcha el WhatsApp ardía, mil mensajes para coordinar los preparativos entre todos, hora de quedada, quien recogía a quien, ropa que nos íbamos a poner, especulaciones sobre el tiempo, organización de los acompañantes y un largo etcétera que duró hasta ultimas horas de la noche… y es que el día prometía.
El despertador nunca sienta bien, y sinceramente hoy tampoco, pero al abrir el ojo en el móvil ya había empezado de nuevo la fiesta; así que no había excusa alguna para tomarse el café rapidito, vestirse de luces y poner rumbo a Quijorna.
Parece que íbamos con ganas porque llegamos con margen de una hora hasta nuestra salida, por lo que nos dio tiempo a recoger tranquilamente nuestros dorsales, volver al coche a dejar las bolsas de regalo y colocarnos los primeros en el arco de salida.
El recorrido de la marcha del cocido era como la edición anterior pero sin nieve y barro me parecía estar en otro sitio totalmente distinto el año pasado. Se rodaba con facilidad y me permitía el lujo de mirar el paisaje y disfrutar el recorrido.
De repente nos íbamos encontrando a María detrás de una curva agazapada para capturar cada momento, ella iba y venía echando fotos a todos y de paso, haciendo su entreno particular de series, ¡que no nos engañas!
La ruta se me pasó volando, tardé casi una hora menos que el año pasado, pero cuando vas entretenida, hablando (aunque en las subidas hablamos poco) y pasándotelo bien las cosas parecen mucho más fáciles.
Y de repente ya estábamos en Quijorna de nuevo, entrando en meta con una sonrisa de oreja a oreja tras acabar con éxito la marcha del cocido.
Aunque no me hubiese importado seguir pedaleando un poco más, ahora tocaba el turno del cocido, la cerveza artesana y algún que otro masaje para volver como nuevos a casa.
¡¡EL AÑO QUE VIENE REPITO… PERO CON ELLOS!!