Dos años seguidos de una cita que hace que esta disciplina gane más adeptos en España
El pasado fin de semana el ciclocross español vivió su fin de temporada de forma apoteósica por segundo año consecutivo en la Costa Blanca alicantina. Ya no es el Campeonato de España el colofón al calendario invernal, sino esta prueba impulsada por Momparler Cycling, que ha dado con la tecla en todos los sentidos, a pesar de lo que ha dicho Mathieu Van der Poel.
Esta disciplina tiene un crecimiento imparable, y en España eso está pasando, de forma lenta pero progresiva, y Benidorm ayuda a que se agigante y se consolide, a pesar de que su circuito no es lo “clásico” y “paradigmático” para los más puristas y tradicionalistas. Luego la gente se rasga las vestiduras de por qué no se apoya más al ciclocross o por qué no se hace más fuerza para que sea olímpico. ¿En qué quedamos? Por el amor de Dios, que Amurrio aglutinó nada menos que 800 inscritos…
El ciclocross debe disputarse sobre variadas superficies, de la misma forma que una vuelta por etapas de carretera incluye cronos, días llanos, finales en alto o maratones montañosos. Unas veces saldrán más beneficiados los ciclistas más potentes, otras los más técnicos o más pateadores. Debe haber terreno y oportunidades para todos. Que se lo digan a José Adolfo Fika, cuando se proclamó en 2018 campeón de España de máster 60 en Legazpi sobre un trazado donde había que correr a pie en el 80% del recorrido. Él sabe de sobra que en otras condiciones nunca se hubiera vestido de rojigualda.
Y no olvidemos que la Comunidad Valenciana ya dispone de un calendario de pruebas muy numeroso desde hace años. Que su presencia es fuerte en Copa de España con las citas de Xátiva y Valencia, y que en los últimos 15 años ha acogido los Campeonatos Nacionales hasta en 4 ocasiones, a saber, Gandía (2012), Segorbe (2014), Valencia (2017) y Xátiva (2022). Vamos, que es una modalidad con mucho arraigo desde hace lustros allí. Además, tiene el honor de haber parido al mejor ciclocrossista español de la historia.
Igorre es la catedral del ciclocross vasco y estatal, y de veras que echamos de menos su presencia y su pedigrí en el calendario internacional. Pero Benidorm aglutina a más de 15.000 personas, algo no visto nunca en la cita arratiana.
Miren, qué quiere que les diga. Que no hay barro, que el circuito es muy rápido, que no es lo suficientemente selectivo. Que incluso corres el riesgo de irte al suelo y hacerte daño de verdad en algún tramo… Pero ver los finales emocionantes que vivimos el pasado domingo, la emoción que suscita una participación de lujo que no vamos a recordar, y todo ello unido a un clima excepcional y a una organización modélica, hace que la balanza se incline hacia el Levante.
Si esta fórmula sigue adelante y funciona, yo la firmo con los ojos cerrados. Además, como decía Paco Martínez Soria: En la Costa Blanca los huevos con magras se llaman huevos con beicon. Y bien ricos que están. Pues eso.
Fotos Nieves Ruiz García